
No me cansaré de decirlo: en la FIFA no tienen vergüenza.
Hoy he asistitido, atónito e indignado, a las dos últimas injusticias con las que suele regalarnos la indolencia, o peor aún, la conveniencia de quien puede poner remedio a situaciones como las vividas en los partidos de hoy. Me refiero al gol fantasma ¿fantasma? anulado a Inglaterra y al indecente primer gol concedido a Argentina.
El golazo de Inglaterra habría colocado el 2-2 en el marcador, dejando el partido completamente abierto. El clamoroso fuera de juego regalado a Argentina encarriló un partido que hasta entonces no pintaba tan favorable a los intereses de los de Maradona.
Las decisiones arbitrales, una vez más, concedieron una ventaja totalmente evitable. Bastaría con una simple decisión de la FIFA para impedir que semejantes situaciones volvieran a producirse. ¿Cómo es posible renunciar a un simple pinganillo y a un monitor supervisado por el cuarto árbitro? Es que no hace falta ni lo uno ni lo otro, especialmente en un Mundial donde media grada está ocupada por unas gigantescas pantallas: testigos incómodos de la incompetencia.
Comprendo y disculpo que un árbitro o juez de línea pueda cometer errores. Cometerlos es una cualidad humana. Lo que me niego a aceptar, lo que me enciende, lo que me machaca, es que un deporte en el que cuesta tanto obtener aquello que te hace progresar: el gol, dependa de unos sinvergüenzas en traje de chaqueta.
¿Grandeza en el fútbol con éstos?
Y UNA MIERDA.
1 Penaltis:
Eske fue to descarao, sobretodo el fuera de juego pa no verlo ai ke estar ciego
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